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En este mes de octubre, se está celebrando el Sínodo de los Obispos, evento de la Iglesia Católica, y en esta ocasión se ocupará para reflexionar sobre “La Familia”.

Este es un tema fundamental para el futuro de la humanidad.

Vivimos sin duda una época de grandes cambios, merced a la ciencia, tecnología e influencia de ideologías y formas de pensar y de vivir, propagadas a nivel masivo por los medios de comunicación actuales.

Los Sociólogos, Psicólogos y Antropólogos explican los cambios de nuestra sociedad, a la luz del impacto económico que tiene en el mundo de estos tiempos, por la influencia de la tecnología y la ciencia, co-existiendo diversas propuestas de solución política que luchan por imponer su visión, desde la extrema derecha del capitalismo (dejar hacer y dejar pasar”), hasta la extrema izquierda del “Comunismo de Estado”, que ponen su énfasis y su centro en el bienestar material y económico de la población.

Al considerar, que la solución se encuentra sólo en el aspecto económico, el hombre se convierte sólo en un instrumento del engranaje que genera los recursos materiales que dan la solución de proveer los productos que requiere la sociedad para una vida digna.

Sin embargo, bajo esta óptica, los esfuerzos que ha dedicado el hombre ha dejado –merced a su ambición de poder y de tener- a instituciones tan fundamentales como “La Familia” y el respeto por los demás seres humanos y la naturaleza.

Las consecuencias de esta óptica están a la vista:

* Desintegración Familiar.

* Una gran desigualdad Social (hombres inmensamente ricos y grandes masas viviendo en la miseria.

* Dictaduras tanto de derecha como de izquierda, que prometen ser la solución del hambre de los pobres, bajo una gran demagogia.

* Manipulación sin ética, merced a la ambición: del ser humano y la naturaleza, a través de la tecnología (Biotecnología, Nanotecnología y la Genética), el tráfico de seres humanos y órganos y la depredación de la naturaleza.

 

La visión del hombre requiere ser modificada, para poner en el centro de atención al ser humano, y en el ser antes que en el tener y el interesarnos los unos por los otros, con lo cual, sí nos interesará desde luego, tener bienes materiales, pero no como fin último, sino estos consecuencia

de nuestra realización, con y para nuestros semejantes, con lo cual podremos tener una humanidad más justa.

Más sin embargo, esto no se podrá generar, si no se fortalece en núcleo fundamental y natural donde se forma al ser humano de valores: “La Familia”.

No en balde, vemos tantos niños de la calle, abortos muestra de una actividad sexual fuera del matrimonio, o sea carente de compromiso y amor, muestra del egoísmo, hedonismo y desorden social, de esta época que se jacta de “grandes libertades”.

Esperemos que luces, nos puede proporcionar las reflexiones que se den en el “Sínodo de los Obispos”, para los retos que enfrenta “La Familia de esta época”. –AAGA.