VIERNES DE OPINIÓN

Dr. Carlos Téllez.

13 de mayo de 2016

En México, los créditos otorgados por la banca comercial son excesivamente caros. Además, no están CARLOS TÉLLEZotorgando los créditos necesarios para que las empresas echen a andar proyectos productivos. De acuerdo con datos del Banco de México, la banca comercial ha atendido entre 20 y 25% de la demanda de créditos en el país.En cambio, quienes están otorgando la mayor proporción de créditos al sector productivo, son los propios proveedores de las empresas, los cuales han atendido entre 47 y 58% de las empresas que requieren un crédito. También es importante mencionar que los créditos manejados por la banca de desarrollo están todavía más distantes, atendiendo entre 1 y 4% de la demanda.

En el caso del crédito al consumo, es otro problema serio. Por ejemplo, en las tarjetas de crédito se puede llegar a cobrar desde 16% y de ahí hasta donde se deje el consumidor, con casos en los que se llegan a cobrar 65% de intereses.

O bien, el esquema empleado para el crédito hipotecario, abusa de la persona que compra una casa, pues además de cobrarse los intereses correspondientes, en los primeros años del crédito, los bancos se toman de la mensualidad la mayor tajada por concepto de intereses. Por ejemplo, tomando al azar un estado de cuenta, un banco es capaz de cobrar 60% por puros intereses, 32% lo abona a la deuda contratada y 8% por seguros y comisiones.

Tómese en cuenta que hace tres años el Presidente de la República, el Gobernador del Banco de México y los partidos políticos manifestaron de manera simultánea, que la banca comercial en México no otorga los créditos necesarios para el sector productivo; es decir, todo mundo está consciente que existe un problema de falta de acceso al crédito. No obstante, el propio gobierno federal aplica el mismo esquema de créditos hipotecarios a través del INFONAVIT.

En realidad, en nuestro país, el gobierno federal decidió dejar en manos de la iniciativa privada, de la banca comercial, la libertad de ubicar las tasas de interés a los niveles que considere convenientes. Y no solo eso, sino que ahora emplea los mismos mecanismos que finalmente dañan la economía de las familias mexicanas.