Cadaques

En este tiempo, como en todos los tiempos, el hombre ha buscado el sentido de la vida.

Las preguntas trascendentales a las que enfrenta el hombre de todos los tiempos es la de saber de dónde venimos y hacía donde vamos.

¿Por qué tenemos vida y para que la tenemos?.

Este es el gran misterio; y el hombre lo ha encarado desde 2 grandes posturas:

* La convicción de que somos la obra de la mano de un Dios que nos creó por Amor.

* O que el hombre es producto de la casualidad y viene de un proceso inexplicable no atribuido a nadie.

Un servidor cree que todo lo que existe, es obra de la mano “Del Creador”, quien por “Amor”, generó la existencia y puso leyes en su creación, que el ser humano va descubriendo con la capacidad de reflexión de que fue dotado.

Todo en la Creación es un canto o si nos fijamos bien un “grito a la vida”, aunque al repasar la historia pareciera todo lo contrario, pues las escenas que pasan ante nuestros ojos son guerras, asesinatos, pleitos, asaltos y en esta nuestra época una grave desintegración familiar.

Sin embargo, siempre ha existido y también en esta época y seguro estoy en el futuro, grandes porciones de la población, que viven su día a día llenos de Amor a sus semejantes y a todo cuanto existe y también culturas, que reflejan una gran convicción hacía la vida, que claman por que la vida esté iluminada por el Amor y en consecuencia a todo lo que existe.

Esta convicción da profundidad a todo su ser y se refleja en todos los aspectos del hombre, tanto en lo material, psicológico, ético y espiritual.

Por eso, el hombre, aunque suene raro, podrá estar en este mundo y “vivir, viviendo la vida” o por el contrario “vivir, viviendo la muerte”.

¿Por qué digo esto?.

El ser humano que no ha entendido que la vida es el “Don del Amor”, cree que está vivo sólo porque tiene vida física, tiene riqueza material, tiene estudios y piensa, e intenta con

esto sobrepasar a sus semejantes logrando “grandes éxitos”, que “apantallen y sean la envidia de los demás”; claro no importando los semejantes, sino estando encima de ellos.

Pero el que se pueda “vivir, viviendo la vida”, sólo se puede lograr a través de la verdad y esta es que lo que existe es producto del “Dios Amor” y por tanto debemos reflejar, con nuestras vidas, ese Amor primero en nosotros, y sí podrá interesarnos lo material, lo económico, nuestra Psiqué, y una ética ya no desde una óptica egocéntrica, y sí desde la luz de que esta vida actual trasciende y hay un mundo espiritual que es el único que llena “ese anhelo de infinito del hombre” y entonces y sólo entonces, podremos estar vivos en este mundo y “no ser muertos vivientes”, que sólo físicamente estamos vivos, pero no en los demás aspectos de nuestro ser y por tanto, esparzamos muerte por el mundo y si optamos por “la verdadera vida” por lo contrario, podremos así, en esta realidad, contribuir a la construcción del mundo de la vida, a través del dar Amor.-AAGA.